MOYA EN 1210.

  por Luis Mombiedro

 

  El poblamiento de Moya por Alfonso VIII en 1210 se insertaba, para un contemporáneo del hecho como es Lucas de Tuy, en una estrategia prebélica dentro de la cual revistió tintes de provocación al sultán almohade:

"El ínclito rey Alfonso de Castilla, que constantemente maquinaba aspirando a llevar las cosas de modo que encontrase ocasión de declarar la guerra a los sarracenos con los que entonces estaba en paz, pobló cierta villa llamada Moya en la frontera con los bárbaros".

Y recalca que el hecho ocasionó la ruptura de las treguas:

"El rey Miramamolín llamado Abenjacob mandó emisarios para decirle que no tendría paces con él si poblaba dicha villa. Pero como el rey de Castilla no quiso renunciar a la puebla el rey bárbaro acudió con tal cantidad de sarracenos y máquinas de guerra que sería imposible dar una idea cabal de ello, y asedió un castillo llamado Salvatierra [1] ".

Los autores musulmanes, en cambio, subrayan la importancia de la victoriosa campaña valenciana de Pedro II de Aragón en 1210 como motivo para la expedición almohade. Los éxitos aragoneses de ese momento se sustanciaron a muy poca distancia de Moya, en lo que hoy es el Rincón de Ademuz; así, las fuentes de origen cristiano y las musulmanas se fijan en un mismo territorio con diferentes énfasis en cada caso: Moya para los cristianos, el rincón de Ademuz para los musulmanes. Esa divergencia se ha mantenido hasta hoy mismo; la historiografía "cristiana" tiende a dar la impresión de que la expedición almohade de 1211 apuntaba principalmente a Castilla, y que el apoyo del rey de Aragón a Alfonso VIII en la batalla de las Navas constituyó un mero acto de solidaridad cruzada ante la amenaza almohade. Pero el rey aragonés tenía razones para verse implicado en la guerra del sultán, como se desprende, por ejemplo, del Anónimo de Copenhague:

"Este año [25-VI-1210/15-VI-1211] llegó para ver a Anasir una comisión de notables del oriente del Andalus para exponerle los males hechos en su país por el Barcelonés y la devastación que había llevado a sus bienes muebles e inmuebles. Confirmose Anasir en su propósito de ir a ayudarlos y hacer una expedición en su favor y en el de los demás andaluces. Diose a disponer lo que requiere una expedición..." [2] .

Según Ibn Jaldún, el sultán almohade se inquietó tanto por la conquista de los castillos de Valencia que montó su campaña desoyendo los consejos del jeque Abd al-Wahid, futuro sultán. La situación del Levante en 1210 había sido de combates por tierra y mar. El ejército aragonés, apoyado por efectivos de todas las órdenes militares, atacaba el reino valenciano; Abu-l-Ula el Mayor, al frente de las flotas del Magreb y el Andalus, lanzó ese verano un fuerte ataque contra las costas catalanas que el Anónimo de Copenhague califica de sumamente fructífero [3] ; Rades, creíble o no, informa de varios frentes de guerra con profundas incursiones musulmanas en el propio Aragón (v. infra). Una carta del sultán, fechada el 13 de septiembre de 1211, muestra que la razón del comienzo por Salvatierra de los ataques almohades residió en factores más variados que el deseo de castigar sólo a Castilla:

"Como el señor de Castilla era el más cercano cuya guerra se había distinguido, y el que más había hecho los desmanes y daños que había podido, fue el primero al que nos dirigimos y cuya precedencia en la guerra nos era obligada...". Y también: "Coincidió con esto el que los Almohades la pusieron [a Salvatierra] en una de sus expediciones de apoyo para cabalgar y como lugar de parada para su regreso y para que hiciese posible a la decisión el dominar el miedo, en caso de retirada. [4] ".

Pero los "desmanes y daños" castellanos se habían producido en la primavera de 1211, casi coincidiendo con el desembarco almohade. Antes, el estado de guerra quedaba circunscrito a la lucha entre Aragón y los moros de Valencia. En cualquier caso, fuentes musulmanas y cristianas coinciden en vincular el origen circunstancial de la situación bélica de 1211 y 1212 con acontecimientos producidos durante 1210 en un radio de pocos kilómetros: la zona de Ademuz y Moya. El rey aragonés, que llevaba años guerreando contra Valencia, logra en 1210 conquistar cierto número de fortalezas, a escasa distancia de las cuales, y ese mismo año, el rey castellano, en paz con los almohades, realiza una puebla que suscita la protesta del sultán almohade. ¿Qué tenía de hostil esa puebla? ¿Guardaron relación directa la puebla castellana de Moya y la conquista aragonesa de Ademuz?

Todavía el 16 de febrero de 1210 el contenido de una bula papal enviada a los sufragáneos de Toledo contempla cómo en Castilla el rey impide (ya que sigue conservando la tregua) que sus súbditos luchen contra los almohades desde las  filas del rey de Aragón, mientras el papa alienta esa lucha. Rades lo cuenta así:

"En este año [1210] teniendo el Rey don Alonso puestas treguas con los moros, se dubdo si el Maestre y Cavalleros de las Ordenes Militares eran obligados a guardarlas. Parescía por una parte que lo eran, por ser vassallos del Rey. Por otra parescía que esto era contra el fin para que estas Ordenes fueron instituydas. Los moros se quexaron de que durante el tiempo de las treguas con el Rey, el Maestre don Fernan Gonçalez de Marañón confederado con el rey de Aragon les havia hecho guerra: de lo qual recibio enojo el Rey de Castilla, y por esto se puso en dubda lo dicho. Huvo tan diversas opiniones en esto que fue necessario consultar al Romano Pontifice Inocencio 3, el qual declaro no ser obligados a guardar las treguas." [5] .

Rades se equivoca un poco en el seriado de los acontecimientos: cuando Pedro Arias es nombrado maestre de Santiago en noviembre de 1210 la bula de Inocencio III a la que se refiere, expedida en febrero, en tiempos del maestre Marañón, había permitido que los santiaguistas colaborasen sin trabas con el rey de Aragón en la campaña de 1210, iniciada tal vez en marzo y ya descrita por el propio Rades:

"En tiempos deste Maestre [Marañón] el Rey don Pedro de Aragon con muy buen exercito entro por el Reyno de Valencia que era de Moros, y gano algunas villas y castillos. El Maestre de Sanctiago viendo ser este tiempo oportuno para acometer por otra parte a los Moros de los Reynos de Valencia y Murcia, salio de Vcles con sus Cavalleros y con otra gente de sueldo, y entro por las partes de Albarracin en tierra de Moros, haziendo guerra a fuego y a sangre. Tomo por fuerza los castillos de Javaloyas, Villarqueada y Fontaner [6] . De ahi se fue a juntar con el exercito del rey de Aragon, y juntos pusieron cerco al castillo de Montalvan, que antes havia sido del Rey de Aragon, y se le havian tomado los Moros. Despues de haver estado alli algunos dias, fuesse el rey resistir con su exercito una grande compañia de Moros que por otra parte se le entravan en Aragon: y quedo el Maestre en el cerco del castillo de Montalvan, el qual fue ganado por fuerça y combate." [7]

La paradoja legal estaba servida; vasallos del rey de Castilla luchaban contra reinos que se hallaban en paz con su señor, y podían hacerlo sin necesidad de desnaturarse de su vasallaje. Y, contra lo que cree Rades, esa licencia no se ciñó a los miembros de órdenes militares (de hecho él habla ya de "gente de sueldo" entre las tropas del maestre) y comprendía  potencialmente a muchos otros; en la bula, comenzando por conceder licencia a aquellos a quienes "Dios inspirase" acudir en auxilio del rey de Aragón, el papa va más lejos y recomienda a los obispos de la archidiócesis toledana:

"Y en general exhortad también a que los demás fieles pertenecientes a vuestras diócesis, mediante concesión por nuestra autoridad del perdón de sus pecados, empeñen su apoyo y auxilio en promover tan gran servicio a Dios por dicho rey [Pedro II], cumpliendo el mandato apostólico de tal modo que en su ejecución demostréis cuán sinceros guardianes sois del pueblo cristiano" [8] .

No sólo las órdenes militares sino también los sujetos a la jurisdicción toledana pueden hacer la guerra al servicio del rey Pedro. El encargo papal era irregular y contrario a los usos del vasallaje, que prohibían quebrantar las treguas bajo graves penas. La bula es una intromisión en la política militar del rey de Castilla, y la inspira quizás, o la recibe con gusto, el nuevo arzobispo de Toledo, el belicoso Jiménez de Rada que por esas fechas podía encontrarse en Roma (la bula es del 16 de febrero, y él estaba allí sin duda el 28). A él pudo aludir cierto pasaje de la carta del sultán: "Los imanes de los infieles... recibieron de Roma... un embajador, mandándoles unirse; alguno de ellos quitó de sus cuellos lo que quedaba de estipulaciones almohades [9] ".

Lucas de Tuy dice que por aquel tiempo Alfonso VIII "maquinaba" contra las treguas, y la carta del sultán afirma que durante las treguas se sabía que "tramaba encender el fuego de la guerra" [10] . La bula podía servir como pobre coartada del rey ante los almohades mientras las órdenes militares residentes en Castilla ampliaban sus dominios. Esa pudo ser una de las "maquinaciones" de Alfonso VIII. De no ser así, la intromisión papal tampoco sería excesiva si se tiene en cuenta que se pretendía apelar al acusado ánimo revanchista de un rey afectado por el recuerdo de la derrota de quince años antes en Alarcos [11] . El papado contribuye a alimentar un clima prebélico que desemboca en la ruptura de las negociaciones para la renovación de treguas: resulta difícil imaginar un acuerdo de paz duradero con semejante bula en vigor. Ahora bien, conociendo la posterior solicitud bélica de Jiménez de Rada, se abre paso la presunción de que, en connivencia con las órdenes militares y el rey de Aragón, y maniobrando ante el Papa en Roma, pretende lograr lo que la bula de 1210 expresa sin rodeos: "...procurad aconsejar con prudencia e inducir con eficacia a nuestro queridísimo hijo en Dios A(lfonso), ilustre rey de Castilla, a imitar tan piadoso propósito [el de Pedro II de luchar contra los moros].". Esa clase de admoniciones fue bien recibida por Rada a lo largo de toda su carrera. Parece como si Rada obrase para romper la tregua con las mejores armas de que dispone: la acción en el Vaticano de consuno con un papa cruzado como Inocencio III. Nueve años después se comporta de un modo casi idéntico: nombrado legado papal para la Cruzada, ataca desde Aragón a los moros valencianos con los que Castilla está en paz. Pero su ejército sufre tal escarmiento que esa vez ningún bando ve necesario interrumpir las treguas.

El autor de la Crónica Latina, otro contemporáneo, -seguramente Mauricio, obispo de Burgos [12] - no da motivos políticos menudos como causa de la ruptura. La atribuye al estado psicológico de la corte, que retrata con pompa melodramática; el rey rumía la memoria de Alarcos y busca venganza; el principe Fernando sólo piensa en la guerra y llena de ilusiones a su padre, que sufre una especie de iluminación divina y ataca sin dilación a Murcia [13] . Esto último coincide con la información de Rada, que habla de negociaciones bruscamente cortadas seguidas del ataque fronterizo. Y también con el Rawd al-Mitar, que dice que Alfonso atacó por sorpresa. ¿Estaba discutiéndose la tregua durante 1211? Es casi seguro, pero los almohades planeaban ya la expedición de castigo contra las órdenes militares y contra Pedro II, y Alfonso acariciaba la idea de revancha alentado por el entusiasmo del infante que se rodeaba de guerreros veteranos a los que constantemente interrogaba sobre cuestiones militares; en él veía su padre a un futuro lugarteniente para la guerra. Eso dice la Crónica Latina acerca del infante, a quien hace alma de la corte castellana. El príncipe había hecho saber al papa hacia diciembre de 1210 que deseaba consagrar a Dios sus primicias militares contra los moros de sus fronteras [14] . Alfonso envió a Roma al obispo Tello de Palencia con la petición de que el papa nombrase un legado para España, sin duda con la idea de que controlase al rey de León mientras Alfonso luchaba con los almohades. El 22-II-1211 el papa pospone el nombramiento para mejor ocasión y Alfonso sólo consigue la censura eclesiástica contra León en caso de que su rey aproveche el momento para atacarle [15] . Esto debió de ser un revés para Alfonso, que sabía bien lo que hacía al pedir un legado: desoyendo la censura, el rey de León acabó atacando a Castilla durante la guerra con los almohades [16] . Por tanto, aunque el partido de la guerra se perfilaba con fuerza, la contrariedad en la gestión de la legacía debió de hacer vacilar a Alfonso, y quizás las treguas sólo se rompieron en la primavera de 1211, a consecuencia de ese arrebato del rey que pinta la Crónica Latina. Al hablar de Moya, el obispo de Tuy describiría el escollo diplomático concreto ante el cual surgió la "iluminación" de Alfonso. Jiménez de Rada dice que "concluido el período de la tregua que en su tiempo había concertado con Amiramomemín, y después de poblar Moya, deseoso este rey noble de morir por la fe de Cristo, soportaba de mal grado, aunque con prudencia, la pasada vergüenza", vergüenza por la derrota de Alarcos y sus consecuencias. Por tanto, "no quiso prolongar la tregua" y "a despecho de las negociaciones iniciadas se abrieron las hostilidades entre el rey noble y los agarenos [17] ", con un ataque a Baeza y Andújar. Los Anales Toledanos hablan de una razzia contra el Levante ("Axarch") con llegada a la costa en mayo de 1211. Rades dice que el ataque contra Andújar lo condujo la orden de Calatrava. La Crónica Latina menciona un ataque de Alfonso Téllez desde Toledo contra Guadalerza coincidente con la razzia levantina del rey y el infante.

El llamamiento del sultán a la "yihad" tiene lugar camino del Estrecho el 4 de abril, dentro del mes (15-III/13-IV) en que el Cartás sitúa el comienzo del paso del Estrecho por las tropas. Parece que la razzia de mayo es el ataque sorpresivo al que alude el Rawd al-Mitar. Así, el ataque comenzaría a primeros de abril [18] terminando en mayo y ocasionaría la rápida respuesta de la que se jacta el sultán en su carta. La razzia pudo ser larga si se atacó Játiva y "allegaron a la mar en el mes de mayo" [19] . Los hechos pueden seriarse partiendo de una renegociación de la paz en marzo con protesta almohade por la puebla de Moya; se sucederían luego la ruptura, el ataque sorpresivo, el llamamiento inmediato a la guerra santa el 4 de abril y el embarque de las tropas en Marruecos. De otro modo, si el embarque de tropas fue anterior a la ruptura con Castilla, entonces el despliegue almohade apuntaba en principio contra las órdenes militares y Aragón [20] , y Alfonso optó al fin por sumarse al bando que era el suyo [21] .

El problema que plantea la información de Lucas de Tuy acerca del poblamiento de Moya como "casus belli" puede abordarse bajo la hipótesis de que la puebla suponía una intrusión en territorio musulmán, y por tanto un desafío a las treguas. Pero las fuentes no dicen que eso haya ocurrido. Afirman que Alfonso VIII puebla Moya, no que la conquiste. Nada, además, hace suponer que Alfonso atacase a los almohades antes de la razzia de abril o mayo de 1211, y la puebla de Moya empezó en el año judicial conquense de X-1209/10. Ahora bien, tampoco es probable que Moya formase parte de Castilla antes de esa fecha. En efecto, salvo Víllora, ningún lugar al este del Cabriel aparece en fuentes cristianas diplomáticas o literarias antes de 1210. En cambio, abundan las citas a Moya y su territorio después de esa fecha. Según el catálogo de los jueces de Cuenca la toma de Iniesta tuvo lugar en 1185/86. Es la última conquista de lugares del obispado de Cuenca que este texto menciona antes de la puebla de Moya. Entre 1177 y 1187 la documentación se enriquece con topónimos orientales conquenses, y lugares como Cañete, Iniesta, Paracuellos, Yémeda, Alarcón o Monteagudo, todos al oeste del río Cabriel, aparecen documentados. En 1197 el sultán almohade castigó los territorios de Alfonso VIII haciendo una incursión contra Madrid que continuó por Guadalajara, Huete, Uclés, Cuenca y Alarcón: si era cristiano, el territorio de Moya no mereció sus atenciones o las de los cronistas árabes y cristianos, cuando hubiera sido fácil atacar simultáneamente esa zona desde dos frentes: el Turia y Alarcón. La caracterizada y abundante arquitectura románica conquense de la época se detiene ante la línea del Cabriel, con la única duda de la portada de la iglesia de Algarra, edificada en un estilo rústico de difícil datación.

Al este del Cabriel el fuero de Cuenca -que en este pasaje puede ser fechado entre 1190 y 1210 [22] - menciona a Víllora en una línea de frontera que sigue por Iniesta, Tébar y Rus; más allá de esos términos la recompensa a cuatreros y recuperadores de ganado aumentaba sensiblemente, triplicándose, como corresponde a actividades en tierra de moros.

Es como si la tierra de Moya hubiese seguido bajo el poder musulmán y expuesta a las cabalgadas de los concejos, pero no desde 1198 y sobre todo 1200, cuando comienzan unas paces que se van renovando hasta 1210. Si la zona estaba despoblada, entonces centros árabes del siglo X reaparecen luego con el mismo nombre: Landit es la Landete de 1215 y Rubwa debe de ser Villarejo Rubio [23] . Abengamar es un topónimo moyano en 1211. Otros lugares de población: Alcalá, Algarra. Otros topónimos: Cunázaras, Nadiar, Abendón, Benarruel, Chinejo, Cinajuelo (tal vez de la tribu Senhaya); están en tierras de Moya próximas a la villa o en el mismo municipio.

Es posible que a finales del siglo XII el Cabriel constituyese una linde entre castellanos y almohades. En el siglo XVII un alcaide de la fortaleza de Moya razonaba que el territorio, despoblado o poco poblado, imposible de defender, había permanecido en poder musulmán hasta 1210 merced a las paces entre Alfonso VIII y el sultán [24] ; debió de llegar a esa conclusión observando la práctica inexistencia de fortalezas antiguas en el oeste de la tierra de Moya, de por sí mal defendible, y la pobreza demográfica de esa región fría y boscosa. Eso mismo habría permitido la expansión castellana antes de las paces, pero las fuertes defensas de la línea del Turia mediarían como factor disuasorio para un poblamiento estable en una región tan áspera.

Si el poblamiento de Moya ocasionó la protesta de los legados almohades el agravio debió de radicar en la transgresión de frontera que suponía. Una puebla fronteriza sólo es una agresión si es a su vez una transgresión de frontera o la ocupación de una tierra de nadie. Pero ¿se podía considerar tierra de nadie un lugar literalmente pegado a la línea defensiva árabe del Turia? En Moya I (págs. 59/88) publican Solías y Huélamo un trabajo sobre el castillo árabe de Barrachina, en las proximidades del Turia, que encuentran habitado desde los siglos IX-X con restos fechables a principios del siglo XIII antes de su abandono definitivo. Barrachina está en el actual término municipal de Moya, a escasos 6 kilómetros de la antigua villa.

Alfonso VIII pobló Moya. No la conquistaría él, pero sí vasallos suyos. Desde febrero de 1210 el papado permitía conquistar territorios valencianos a vasallos de Castilla, siempre que atacasen desde tierras aragonesas. Castilla está oficialmente en paz con los almohades y los súbditos castellanos no pueden atacar desde sus propias fronteras; así, y según Rades, los santiaguistas, partiendo de Uclés, entran en 1210 por Albarracín, territorio gobernado por la propia orden hasta que cumpliese 20 años (seguramente en 1211) Pedro Fernández de Azagra, tercer titular del señorío; el padre de éste, Fernando Ruiz, había llegado a testar en varias ocasiones la simple entrega de Albarracín a la orden, poniendo una vez como condición para ello la obediencia de los santiaguistas de Albarracín al rey de Aragón en guerra y paz. Una hipótesis que da cuenta de la información de Lucas de Tuy es que la toma del territorio moyano fuese una iniciativa de las órdenes militares o de su "gente de sueldo" durante la campaña aragonesa de 1210. Una conquista partiendo del frente abierto en la zona de Ademuz, limítrofe con Moya; hecha por vasallos castellanos (caballeros de Uclés y Salvatierra, voluntarios de frontera) y ofrecida al rey, que la acepta y ordena la población [25] , quizás a finales del verano de 1210, dentro aun del año X-1209/10, en coincidencia con la campaña de Pedro II en esa zona, que duró unos dos meses en el verano de 1210, entre el 1 de julio y el 26 de agosto [26] . O simplemente Alfonso VIII ordenó la puebla mientras Pedro II y las órdenes militares atacaban los castillos e impedían la respuesta almohade a una intrusión castellana por su espalda. Quizás sea significativo que el texto más antiguo de los que desarrollan el tema de la conquista de Moya por el gallego Marín mencione la rendición inmediata de la plaza al aparecer en lo alto de la muralla el caballero [27] . El ataque en la zona de Ademuz pudo ocasionar la huída de la población de terrenos aledaños menos protegidos. El abandono total de fortalezas dio lugar a episodios maravillosos como el de los freires portugueses que, de vuelta a su país tras haber colaborado en la toma de Mérida por Alfonso IX de León, se encontraron con las puertas de Elvas abiertas, ocuparon la fortaleza abandonada y la entregaron al rey de Portugal. Algo muy semejante pudo suceder con la tierra de Moya en conjunto.

Todavía en diciembre de 1210 dos hermanos venden sus tierras al monasterio de Santo Domingo de la Calzada porque "querían ir a la puebla de Moya", puebla que continuaría en 1211, año en que "fueron pobladas Béjar y Moya" según cierto documento de agosto [28] .

Al negociarse la renovación de las treguas los almohades protestarían, Alfonso no querría renunciar a un nuevo territorio y desistiría de renovar las largas paces confiando en los apoyos papales -que prometían la unidad de fuerzas en cruzada- y del rey de Aragón; pero sobre todo cedería ante el entusiasmo cruzado que según la Crónica Latina se respira en la corte en torno al infante Fernando. Nadie se esperaba la magnitud de la reacción almohade.

Si la tierra de Moya hubiese sido cristiana y castellana antes de la puebla, poco sentido tendría la protesta almohade, sobre todo después de la caída de la línea de castillos del Turia en poder de otros cristianos.

La conjetura de una conquista irregular pretende dar razón de la reacción almohade a la puebla. Lucas de Tuy es un testigo contemporáneo que debió de comenzar su historia antes de 1204 [29] . En 1210 era observador de los acontecimientos que debía reflejar; otra fuente contemporánea, Jiménez de Rada, también menciona la puebla de Moya, y sólo la de Moya, en contigüidad con la información sobre la ruptura de las paces.



[1]..Lucas de Tuy: Crónica de España, ed. por Julio Puyol del texto romance (Madrid 1926), pp. 412-413. Traducimos el texto latino con el que Puyol cubre una laguna de la versión romance.

[2]..El Anónimo de Madrid y Copenhague, ed. y trad. de Ambrosio Huici (Valencia 1917), p. 116 de la trad.

[3]..Id., p. 115 de la traducción. Los castillos fueron conquistados después de este ataque en el que Abu-l-Ula se apoderó de "gran número de cautivos y riquezas".

[4]..Ambrosio Huici: Colección de Crónicas árabes de la Reconquista, II (Tetuán 1953), pp. 266 y 267, trad. del al-Bayyan al-Mughrib de Ibn Idari.

[5].. Francisco de Rades y Andrada: Crónica de las tres Ordenes (Madrid 1980 = Toledo 1572). Santiago, f. 24.

[6]..Javaloyas, cerca de El Cuervo, podía muy bien estar en poder musulmán. Villarquemado (=Villarqueada), estaba en zona cristiana. Fortanet o Fortanete (=Fontaner) era musulmán o cristiano de frontera con Valencia. Su parroquia perteneció a la orden del Hospital.

[7]..Rades, o. c., ff. 23v-24r. Rades es el único autor que da noticia de esta campaña y del cerco de Montalbán. Pedro II dona el castillo de Montalbán a los santiaguistas el 13 de junio de 1210, en Teruel, según documento en el que no se alude a ninguna reconquista. La intrusión valenciana hasta Montalbán parece poco probable, aunque Rades maneja una fuente que le proporciona datos de cierta riqueza: los que se refieren a los tres lugares antes mencionados, más cercanos a tierras musulmanas. En todo caso, la participación de las demás órdenes militares en la campaña de ese año está documentada; en la donación de Montalbán confirman los maestres del Temple y Salvatierra, y en la campaña del Turia colaboraron hospitalarios y templarios; sobre todo éstos últimos, propietarios -sobre el papel- de la quinta parte de esos castillos desde tiempos de Ramón Berenguer.

[8]..Demetrio Mansilla: La documentación pontificia hasta Inocencio III -965/1216- (Roma 1955), p. 436. Letrán, 16-II-1210.

[9].. Huici: Colección, p. 266.

[10]..Id., pp. 265-266.

[11]..Las crónicas cristianas de la época son unánimes en describir el carácter tenaz y casi obsesivo de Alfonso, especialmente en relación con la derrota de Alarcos. Por lo demás las treguas habían resultado inusitadamente largas, y las últimas campañas, las de 1195-97, habían sido fracasos para Alfonso.

[12].. Luis Charlo Brea, autor de la mejor edición de la Crónica, opina que es Juan, obispo de Osma. Zurita creía que era un obispo de Burgos de tiempos de Alfonso X, pero el autor describe muy bien la época de 1210 a 1236 y concluye la obra dos años antes de la muerte de Mauricio. Las referencias a sucesos acontecidos en Burgos son abundantes, extensas y detalladas en todo el texto. Además, la gran atención dedicada a la política europea hace pensar en el inglés o anglofrancés Mauricio.

[13]..Crónica latina de los reyes de Castilla, ed. M. Desamparados Cabanes (Zaragoza 1985), p. 32: "Así pues, irrumpió el Espíritu del Señor en el rey glorioso, y desde las alturas la virtud le motivó de forma que convirtió en acto lo que por tan largo tiempo había planeado. Declaró la guerra al rey marroquí... y al momento entró con su hijo en tierras de ese rey, contra la zona de Murcia...".

[14]..Javier Gorosterratzu: Don Rodrigo Jiménez de Rada (Pamplona 1925), ap. doc. 8 (Letrán, 10-XII-1210). Inocencio III, enterado de que el infante Fernando desea ofrecer a Dios las primicias de su entrada en combate "para exterminar a los enemigos del pueblo cristiano de las fronteras del reino" de su padre, exhorta a los reyes y príncipes que no estén "ad treugas observandas adstriti" con los musulmanes a hacer otro tanto, y concede los beneficios de cruzada a nacionales y forasteros que batallen. El 23-II-1211 se envía una carta de similar contenido a cuatro obispos españoles (Gorosterratzu, doc. 9, con fecha equivocada).

[15]..Publicado por Gorosterratzu, o. c., doc. 10, con los errores o erratas normales en la obra y con un epígrafe erróneo; en pp. 69-70 el autor da muestras de entender perfectamente el sentido del texto.

[16]..Los arzobispos de Compostela y Toledo remitieron al rey de León una bula de Inocencio III de 5-IV-1211 contra la desunión de los reyes cristianos, y además le instaron a que mientras los castellanos "guerram faciunt sarracenis, pacem ac stabiles treugas habeatis"; todo fue en vano. Gorosterratzu, doc. 11.

[17]..Rodericus Ximenius de Rada: Opera (Valencia 1968 = Madrid 1793), p. 174.

[18]..La colección diplomática de Alfonso VIII registra en 1211 una laguna entre el 29 de marzo (Peñafiel, doc. 877) y el 25 de junio (Cuenca, doc. 878, donación de Abengamar al alcalde de corte Pedro Vidas y a Pedro Fernández, poblador de Moya que poco después fue nombrado merino mayor de Castilla); v. Julio González: El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, t. III (Madrid 1960).

[19]..Ambrosio Huici: Estudio sobre la campaña de las Navas de Tolosa (Valencia 1916), p. 176 (Anales Toledanos I).

[20]..Pedro II continuaba sus ataques contra Valencia en febrero de 1211, en Jérica; González, o. c., t. I, p. 987.

[21].. Esto último es lo más probable, ya que la llamada a la guerra santa es el 4 de abril y Alfonso VIII todavía estaba en Peñafiel el 29 de marzo; pero el primer ataque pudo ser el mencionado por Rada contra Andújar, en el que no participa el rey. Según el Cartás el embarque de tropas comenzó a mediados de marzo y duró dos meses, pero el equivocado episodio del rey de Navarra acudiendo ante el sultán extiende la duda sobre todos los datos originales de este período en la obra. Para Ibn Idari, y también para el Cartás, el sultán empezó a embarcar las tropas tras la ruptura con Alfonso VIII. Para el Anónimo de Copenhague, planeó la expedición en Marraquech, de donde salió a principios de febrero. Los textos concernientes a estos preparativos se pueden leer en Huici, Estudio...

[22]..En cualquier caso, antes de la constitución del concejo de villa y tierra de Alarcón, que abarca Tébar; v. Jean Roudil: Les fueros d'Alcaraz et d'Alarcon, t. I (París 1968), p. 454.

[23].. Ibn Hayyan: al-Muqtabis V, ed. M.J. Viguera y F. Corriente (Zaragoza 1981), pp. 268-269. Jesús Zanón: "Un itinerario de Córdoba a Zaragoza en el siglo X", en Al-Qantara, VII (Madrid 1986), pp. 44-45. Un Villarejo Rubio es mencionado en la Crónica General, en el amojonamiento de Paracuellos y Monteagudo de 1225 y en los mojones del fuero de Alarcón.

[24]..Baltasar Cavallón de la Carrera: Fundación de Moya y su antigüedad (ms. de 1625 en el Archivo de la Chancillería de Granada. Perg. 36), f. 3r: "Con averse ganado Cuenca esta tierra quedo sin moros o tan pocos que no eran ellos bastantes a defenderla; hizieronse treguas... passaron algunos [años] en paz... siendo esta tierra del Miramamolin.".

[25]..Un ejemplo de puebla apresurada se anota en los Anales Toledanos Primeros: acto seguido de la batalla de las Navas, Alfonso VIII puebla Vilches, Baños, Tolosa y Ferrat en el verano de 1212, y de inmediato "grandes gientes de moros" las atacan (Huici, Estudio, pp. 177-178).

[26].. Jaime Caruana: Indice de los pergaminos... existentes en el Archivo de la ciudad de Teruel (Madrid 1950), doc. 4: "Datum in obsidione Catiel [sic] Habib Kalendas Julii sub era Millesima CC XL octava. Anno domini Millesimo ducentesimo decimo.". El 26 de agosto Castielfabib había caído en poder de Pedro II.

[27]..En un manuscrito anónimo de linajes fechado en 1520 y dedicado a Carlos V, f. 309r: "Capº 248 del linage y casa de los de Moya". Real Academia de la Historia, col. Salazar y Castro, 9/238. En este y otros nobiliarios de época el apellido no es Mariño sino Marín, corriente en la toponimia y onomástica de la zona.

[28]..Publicados por Agustín Ubieto: Cartularios (I,II y III) de Santo Domingo de la Calzada (Zaragoza 1978), doc. 99 (1210, diciembre, 5): "Petrus Garsie et Fortunius, ambo fratres, volentes ire ad populationem Mohie" venden a Santo Domingo de la Calzada sus propiedades en Naharruri, Arteaga, Moruhai y Aiuvart; doc. 100 (1211, agosto, 6): "In eodem anno fuerunt populate, Beiar et Moia". Antes de poblarse Béjar el concejo de Avila presentó un amojonamiento con ella que fue aprobado por el rey en enero de 1209 (González, o. c., t. III, doc. 834).

[29]..Lo argumenta Julio Puyol en el prólogo a su edición citada de la crónica de Lucas de Tuy.

 

| Volver | Menú principal |